sábado, 29 de enero de 2011

Primera vez solos en Anguiano

Nuestra iniciación a la escalada en roca en esta misma escuela nos llevó a comprar algo de material para poder salir con independencia. Y, viendo un hueco bastante aprovechable en la meteo, estrenamos el equipo en un nuevo finde de escalada en Anguiano.
Nos plantábamos bajo el sector El Molino, tres insensatos con experiencia cero. Ante estas circunstancias y demostrando que somos más cautos de lo que pudiera parecer, decidimos acometer una de las vías más fáciles por grado de las que se pueden encontrar en toda la escuela: la vía El Molino, cotada de V.

Se trata de una vía fácil, no demasiado larga, unos 20 metros, con agarres buenos y con las chapas muy juntas. Pero iba a ser la primera vez que todos los presentes nos íbamos a enfrentar a subir una vía en roca de primeros y lo haríamos sin contar con la presencia de alguien con más experiencia.
Aparcamos justo debajo de la pared, preparamos el material y nos acercamos a pie de vía. En suelo firme y con tranquilidad, repasamos la teoría e intentamos prever los posibles contratiempos que nos pudieran aparecer. Una vez que nos sentimos seguros y preparados, nos vestimos los arneses, cogimos todo el cacharrerío y nos acercamos a estudiar la vía.

El comienzo, que era lo que más miedo me daba por la posibilidad de que una caída te llevase hasta el suelo, parecía bastante asequible. Como en ese momento yo era el más motivado (la situación de los otros, por enfermedad una y por falta de sueño otro, era más delicada) inicie la vía, pensando en bajar una vez puestos los 3 primeros seguros. De esta forma, todos podríamos tener la sensación de ir de primero.

Coloqué las dos primeras chapas antes de darme cuenta y empecé a sentirme más cómodo. El miedo se quedaba con ellas y mi mente ya parecía comprender que si fallaba, solo supondría un par de metros de vuelo, en principio sin consecuencias.
En esta tesitura y ganando confianza poco a poco, fui subiendo algunos metros más, superando otro par de chapas y dejando montada media vía. Aún siendo un grado de risa para la mayoría, me hizo esforzarme en algún punto.

Aquí opté por bajarme, para ceder a los demás su turno de escalar sin cuerda por arriba. De esa forma, mis dos compis podrían superar la zona baja en top-rope y empezar a luchar ya con menos peligro.
La primera en intentarlo fue Eva, que me pasó el Grigri y se colgó todas las chapas ya con tensión por ver llegar su momento de manera inexorable. Trepó la mitad inferior a un ritmo muy bueno, sin dudar y con su elegante baile de pies en la pared.

En nada se había plantado en el último anclaje chapado y le llegaba por fin la hora de la verdad. La cuerda empezaba a colgar por debajo de su cintura y dependía de si misma para seguir avanzando.

Intentó el paso en dos ocasiones sin lograrlo y se colgó un momento a mirarlo. Sin verlo claro del todo (cuando me bajé, me pareció el paso más complicado hasta el momento en la vía) le dio otro pegue con idéntico resultado.
Para no forzar y arriesgarse a un posible bloqueo mental, descendió y le cedió el turno a Alvarito, que recibió el material y se subió a la pared.

No obstante, él tampoco se vería capaz de superar el paso. Buscó diferentes opciones pero ninguna pareció resultarle la acertada.
Era mi turno nuevamente y volví a subir hasta el mismo punto en el que ya nos habíamos bajado los tres. Empezábamos a pensar incluso en tener que dejar material en la pared por no conseguir llegar hasta el top. Pero esto no fue necesario ya que pude sacar el paso continuar ascendiendo.

Viéndome con ganas y suficientemente mentalizado decidí terminar (o al menos intentarlo). No sin dificultades fui ganando los anclajes que me quedaban hasta el descuelgue, soltando algún grito de alegría y emoción cuando conseguía chapar alguno que me daba más trabajo.
Dejamos la vía montada para practicar en ella y coger un poco de calor en la fresca mañana que nos acompañaba. Eva fue de nuevo la primera en repetir, aprobando el examen con el paso que más problemas nos había dado.

Poco después alcanzaba el descuelgue, sumando una unidad en la lista de los que terminábamos una vía completa ese día, nuestro primer día sin vigilancia experimentada.

Otra vez probaba a terminar el camino Álvaro, ya con la confianza que da ver la cuerda por encima de ti. Compartíamos a esas horas la pared con una pareja que hizo unas 6 u 8 vías en el tiempo en el que nosotros repetíamos una y otra vez la misma.

Sin pausa pero sin prisa fue ganando metros, luchando en algunos tramos para seguir ascendiendo.

Finalmente lograba el objetivo de tocar el descuelgue, completando así la totalidad de integrantes del grupo que terminaba al menos una vía en nuestro primer día solos.

Aunque realmente no es ningún logro reseñable ni una proeza que vaya a salir en los medios, nos quedamos con la convencida sensación de haber hecho un grandísimo papel. Dos meses antes nos iniciábamos en este mundillo con un acelerado cursillo en rocódromo y ya nos veíamos capaces de afrontar la dura tarea, tanto física como psicológica, de progresar en roca por nuestros propios medios.
Aunque teníamos ganas de más escalada, más aún viendo que el tiempo mejoraba rápidamente y el sol nos daba ya de lleno, recogimos todo el material y nos volvimos para casa.
Pero ya teníamos la tarea del día hecha, y bien hecha además.

Te puede interesar:
Situación escuela de Anguiano =
link a Google Maps.
Info y croquis de la escuela = en el
bar La herradura, carretera LR-113 junto al aparcamiento, por 2€.

ESCUELA ESCALADA ANGUIANO
Nº sectores =
7.
Nº vías = 113.
Grados =
del V al 7c.
Material =
normal para deportiva.

miércoles, 26 de enero de 2011

Intento al Pico del Aguila


Aprovechamos el último fin de semana del año para hacer una pequeña caminata que nos ayudase a poner el cuerpo un poco a tono tras las primeras comilonas de las navidades. No hacía mucho que Eva y yo subíamos en bici al que iba a ser el objetivo del día: el Pico del Águila (657m). En aquella ocasión nos tocó cargar con la bici durante la mitad del recorrido y no llegamos hasta la cima; en esta ocasión habíamos elegido otro recorrido de ascenso.
Salimos desde Lardero, pasando frente a las piscinas y en dirección al cementerio republicano de La Barranca. Hacia él nos desvíamos en el camino que llevábamos por la carretera.

Tomamos en ese momento el llamado Camino allá detrás.

Nada más entrar en la pista de tierra comenzamos ya a ascender, aunque no hay mucha pendiente todavía. El camino es fácil, ancho y sin posibilidad de perderse.

Ante nuestros ojos se encuentra permanentemente el punto al que queremos llegar, todavía unas decenas de metros por encima de nosotros.

Y empezamos a tener al alcance de la vista otras formaciones más relevantes, que aparecen con sus cumbres cubiertas de nieve. A no mucha distancia hacia el Norte podemos ver claramente la sierra de Codes.

Delante de la cual se levanta el parque eólico de más de 150 aerogeneradores estudiadamente alineados.

Y si agudizamos la vista aún más, en este caso desviando la mirada un poco más al Este, podemos intuir la parte más occidental del pre-pirineo.

Mientras disfrutamos de las vistas seguimos nuestro camino ascendente, ya que en esta ocasión hay un horario que cumplir para poder estar de vuelta en Logroño para comer.

A estas alturas, tras media hora de camino, tenemos una visión clara y sin obstáculos del pretendido Pico de la Sala, punto más alto de la zona con sus 668 metros, pero que no es el objetivo principal.

Intentamos movernos rápido, por un lado para cumplir con el horario que tenemos marcado y por otro para intentar coger temperatura, ya que el frío hace mella a pesar de ir correctamente pertrechados con ropa de abrigo.

Una nueva mirada hacia arriba, para ver otra perspectiva del Pico de la Sala.

Un vistazo hacia el suroeste nos permite ver el San Lorenzo levantando entre los montes más cercanos.

En ese momento llegamos a un breve tramo de bajada, todavía por la misma pista, que nos hace girar a la parte de atrás del monte.

En esta vertiente en la que abundan los olivares, podemos ver las aceitunas madurando en las ramas de los frutales.

Eva y Berta me van sacando ventaja en el descenso en el rato en que yo me dedico a fotografíar la flora de la zona. Es un paseo tan sencillo con tan poca opción a perderse que la separación no supone ningún problema.

El camino seeguido ha sido todo el tiempo transitable por vehículos a motor, como evidencian las roderas dejadas con el tiempo en las épocas más húmedas.

Y es en algunos de los huecos dejados por los vehículos a su paso, donde se hace más patente que el frío es el actor principal del día. Los charcos que se forman en su interior tienen una gruesa capa de hielo, en algunos casos de unos 2 centímetros de espesor.

Cuando ya nos encontramos al Oeste del monte, en un momento dado nos desvíamos del camino para tomar un estrecho sendero que se puede ver entre los arbustos. Tenemos aquí uno de los puntos de mayor pendiente del día.

Ganamos altura rápidamente pudiendo así obtener una posición mejor para ver todo lo que nos rodea. Apreciamos, hacia el noroeste, casi la totalidad de la Sierra de Cantabria.

Lamentablemente nuestra excursión finalizaría antes de lo previsto y sin poder hacer cima. Una verja y la existencia de veda de caza nos hicieron dar media vuelta cuando teníamos la cumbre a tiro de piedra.

Durante unos minutos estuvimos sopesando la opción de cruzar la alambrada y subir a buen ritmo hasta arriba, pensando que la visibilidad era suficientemente clara como para que nos llevasemos un tiro perdido. Sin embargo al final pesaron más la prudencia y los disparos que oíamos en todas direcciones y emprendimos el camino de regreso.
En poco más de 40 minutos habíamos completado el camino hasta la furgoneta y volvíamos a casa a tiempo para comer, pero con las ganas de haber llegado a la cima.
Por el camino encontramos al guarda que vigila toda esa zona y nos confesó que si entrábamos en el recinto, no era probable que nadie nos dijera nada, pero que había que tener cuidado con los cazadores. Nos lo apuntamos para una próxima vez, fuera de la temporada de caza.

Te puede interesar:
INTENTO ASCENSIÓN AL PICO DEL ÁGUILA (GPS)
Distancia recorrida = 8,9 kilómetros.

Desnivel acumulado= 285 m.
Tiempo invertido = 1:48 horas en marcha; 0:22 parados.
Material = Ninguno.
Dificultad =
Muy fácil (pendientes elevadas).
Track GPS = Intento al Pico del Águila

lunes, 3 de enero de 2011

Escalada en Anguiano

Con el recién adquirido gusto por la escalada tras realizar un curso a través de Logroño Deporte y la práctica obtenida con las citas habituales en el rocódromo de Las Gaunas, estábamos listos para enfrentarnos a la fría y dura roca.
Aún siendo mala época para la escalada, no pudimos aguantar el ansia de probar a trepar por presas que no fueran de fibra y, guiados por el que fuera nuestro monitor en el citado curso, nos acercamos a la escuela de Anguiano. Es la más indicada de la zona para ejercitarse en invierno, dado que muchos de sus sectores permanecen al sol todo el día. Es muy nueva, empezó a equiparse por el 2004, y cuenta con vías desde los quintos hasta algún 8º.
Dejamos el coche en el aparcamiento de la carretera general, junto al restaurante La herradura donde se puede consultar la guía de escalada de la escuela. Tras tomar un segundo desayuno nos encaminamos hacia los sectores elegidos para nuestro debut.

Ver Sectores en un mapa más grande
La aproximación es casi inexistente, pues nada más pasar el puente nos plantamos debajo de las paredes a las que nos íbamos a encaramar.

El primer sector en aparecer sería el nuestro: El Molino. Nos aproximamos a la base y empezamos a acomodarnos.

Tras mirar la guía un poco nos decidimos por una vía sencilla (sobre el papel) y de nombre resultón:

Se trata de un grado V+ de unos 25 metros de altura, representado aquí en un conato de croquis realizado por un humilde servidor.

Dejamos a nuestro experto guía/compañero que nos montara la vía para poder escalarla nosotros en top-rope.

Una vez montada esa vía, nos dejó también preparada Cueva Mori, otra V+ algo más cortita, para poder hacer dos cordadas y escalar más seguido. Cuando las dos estuvieron listas llegó el turno de los noveles. Yo por una:

Y Vane por otra:

Empezamos a subir poco a poco, peleando cada metro y sopesando cada cambio del centro de gravedad, afianzando bien los pies y asiendo con fuerza cada presa de manos. Nada más empezar Pachamama, llegaba uno de los pasos que más costó de la vía, tanto físicamente como psicológicamente al empezar a vernos separados del suelo.

El conseguir pasar ese punto otorgaba una pizca de moral y te permitía afrontar con más confianza el resto de los pasos.

El final de la vía se vuelve más fácil y se convierte casi en un trámite. Una vía algo más dura de lo que esperábamos en nuestro bautizo de roca, pero que nos hizo sufrir y disfrutar.

Uno a uno, fuimos pasando por las cordadas, tanto asegurando como escalando. Eva fue la siguiente en Pachamama, que tuvo sus más y sus menos con el complicadillo inicio.

Y después llegaba el turno de Vane, que pasaba el escollo no sin trabajo.

Fuimos haciendo rotaciones para ir asegurando y escalando casi sin parar. Eva se encargaba aquí de asegurar a Álvaro.

Hector se enfrentaba a su segunda vía del día.

Y la resolvía con éxito en poco tiempo.

Cuando hubimos pasado por ambas vías decidimos cambiar de sector en busca de nuevas rutas y de algo más complicado para que David pudiera disfrutar también. Nos acercamos hasta el sector El Panel, donde dejamos montadas las vías Avelino y su tambor (V+) y Novatada (6a).

Ésta sería la más orientada a nosotros, con una roca dolorosa pero en la que abundaban los cazos. Para que nuestro aperturista pudiese sufrir también un poco, eligió la ya mencionada Novatada, más inclinada pero con agarres más justitos.

Se aprecia la inclinación de la pared y se ve que las presas son más de dedos que de manos enteras. Más técnica pero menos dura para los brazos.

A escasos metros Eva se enfrentaba a los 2 o 3 pasos un poco más complicados de la vía, en los que estirarse era fundamental.

En ocasiones el equilibrio y los movimientos pausados se volvían imprescindibles para resolver los pasos.


Casi empezaba a anochecer cuando recogíamos todo el material y comíamos un poco aún a pie de pared. De hecho en la vuelta hasta el pueblo nos pillaron las primeras luces de las farolas por la llegada del ocaso.
Estuvimos de nuevo en el bar La herradura, tomando unas cervezas como premio a un día de nuevas experiencias para la mayoría que supimos resolver de una forma bastante elegante. Una adecuada recompensa a unas horitas de escalada en Anguiano, en nuestro bautizo en roca.

Te puede interesar:
Situación escuela de Anguiano =
link a Google Maps.
Info y croquis de la escuela = en el
bar La herradura, carretera LR-113 junto al aparcamiento, por 2€.
Comer en Anguiano: en el propio bar La herradura.
Dormir en Anguiano: con la furgo en cualquier calle apartada al otro lado del río; se podría acampar/vivaquear a pie de vías

ESCUELA DE ESCALADA EN ANGUIANO
Nº sectores =
7.
Nº vías = 113.
Grados =
del V al 7c.
Material =
normal para deportiva.