Distancia: 421 km // Tiempo: 4:00 h // Consumo: 35 L
Combustible: 31,81 € // Peajes: 0,0 € // Total: 31,81 €
Itinerario VíaMichelín
Berta y Silvia, llegaron a casa a las 15:30 y salíamos media hora después, habiendo dejado el tiempo justo para comer un sandwich y coger las 4 cosas que necesitaban.
Circulamos por la M-30 hasta el punto en el que nace la A-3 (E-901), la Autovía del Este. La vía se presentaba con tráfico fluido y el clima era bueno; parecía que en menos de 4 horitas estaríamos bañándonos en la playa... pero unos kilómetros después de haber cogido la autovía encontramos retención.
Hacía poco me había fijado en un cartel de carretera que rezaba:
En realidad esa hora y media fueron dos horas. Dos horas de contínuo acelerar y frenar. Ponerte a 120km/h y darte de bruces, en la salida de una curva, con decenas de coches parados. Que no entiendo cómo no vimos ningún accidente.
Esta caravana intermitente nos acompañó hasta el punto en que la autovía se desdobla llevando caminos separado hacia Valencia o Alicante, cerca de Atalaya de Cañavate. Es ahí donde cogemos la A-31, la Autovía de Alicante.
Cuando llevábamos cerca de 3 horas de viaje desde Madrid, hicimos parada y fonda en una estación de servicio en La Roda, que parece que es el lugar que todo el mundo elige para repostar o avituallarse cuando migra hacia la costa. Habría allí más de 20 coches, en una estación que para nada es como las de autopista con restaurante y cafetería, no.
Seguimos nuestro camino para llegar casi 2 horas más tarde a Alicante, habiendo recorrido los paisajes semi-desérticos de la llanura albaceteña, que no da paso a figuras con relieve hasta llegado Almansa.
El apartamento se encuentra en el residencial Isla Tabarca,
al sur de Alicante frente al puerto, que se ve al fondo de la foto. Ésta es su situación en Google Maps.
Después de llevar alrededor de 9 horas conduciendo (aún con descanso y usando el Tempomat acabas cansado) no hice más que subir la maleta, ponerme el bañador y bajarme a la piscina. Un auténtico placer pese a estar muy caliente; hubiese deseado que estuviera congelada.
Cuando volví a casa me esperaba ya en la mesa una cena a base de tortillas de patata, ensaladas, verduras a la plancha y picoteo. Perfecto. Nada más llegar los tíos de Eva nos pusimos manos a la obra para dejar los platos lo más limpios posible.
Antes de ir a la cama quisimos aprovechar la tregua que da el clima por la noche en la Costa Blanca, y nos dejamos guiar por David a un bar de copas donde ponen los cubatas con mucho mimo. Se encuentra en la c/ Ramón Gómez Sempere, en el lugar marcado
y en la terraza se puede estar muy a gusto cuando sopla un poco la brisa, disfrutando de tu combinado con azúcar en el borde de la copa y granos de café en ella.
Después de un buen rato comentando y riendo volvimos sobre nuestros pasos para ir a dormir. Eran ya la 1:30 de la madrugada y el viaje había sido largo, además había que aprovechar el día siguiente en la playa.
Circulamos por la M-30 hasta el punto en el que nace la A-3 (E-901), la Autovía del Este. La vía se presentaba con tráfico fluido y el clima era bueno; parecía que en menos de 4 horitas estaríamos bañándonos en la playa... pero unos kilómetros después de haber cogido la autovía encontramos retención.
Hacía poco me había fijado en un cartel de carretera que rezaba:
"LA ALMARCHA
01:30 h"
pero como no sabía dónde estaba ni cuánto costaba llegar normalmente no le di más vueltas.01:30 h"
En realidad esa hora y media fueron dos horas. Dos horas de contínuo acelerar y frenar. Ponerte a 120km/h y darte de bruces, en la salida de una curva, con decenas de coches parados. Que no entiendo cómo no vimos ningún accidente.
Esta caravana intermitente nos acompañó hasta el punto en que la autovía se desdobla llevando caminos separado hacia Valencia o Alicante, cerca de Atalaya de Cañavate. Es ahí donde cogemos la A-31, la Autovía de Alicante.
Cuando llevábamos cerca de 3 horas de viaje desde Madrid, hicimos parada y fonda en una estación de servicio en La Roda, que parece que es el lugar que todo el mundo elige para repostar o avituallarse cuando migra hacia la costa. Habría allí más de 20 coches, en una estación que para nada es como las de autopista con restaurante y cafetería, no.
Seguimos nuestro camino para llegar casi 2 horas más tarde a Alicante, habiendo recorrido los paisajes semi-desérticos de la llanura albaceteña, que no da paso a figuras con relieve hasta llegado Almansa.
El apartamento se encuentra en el residencial Isla Tabarca,
al sur de Alicante frente al puerto, que se ve al fondo de la foto. Ésta es su situación en Google Maps.
Después de llevar alrededor de 9 horas conduciendo (aún con descanso y usando el Tempomat acabas cansado) no hice más que subir la maleta, ponerme el bañador y bajarme a la piscina. Un auténtico placer pese a estar muy caliente; hubiese deseado que estuviera congelada.
Cuando volví a casa me esperaba ya en la mesa una cena a base de tortillas de patata, ensaladas, verduras a la plancha y picoteo. Perfecto. Nada más llegar los tíos de Eva nos pusimos manos a la obra para dejar los platos lo más limpios posible.
Antes de ir a la cama quisimos aprovechar la tregua que da el clima por la noche en la Costa Blanca, y nos dejamos guiar por David a un bar de copas donde ponen los cubatas con mucho mimo. Se encuentra en la c/ Ramón Gómez Sempere, en el lugar marcado
y en la terraza se puede estar muy a gusto cuando sopla un poco la brisa, disfrutando de tu combinado con azúcar en el borde de la copa y granos de café en ella.
Después de un buen rato comentando y riendo volvimos sobre nuestros pasos para ir a dormir. Eran ya la 1:30 de la madrugada y el viaje había sido largo, además había que aprovechar el día siguiente en la playa.
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Un consejo JonyMao, la próxima vez que tomes la autovía hacia el Levante, realiza la parada técnica en la Almarcha, hay varios restaurantes con barbacoa junto a la carretera y no son tan frecuentados como los de Honrubia o la Roda. Yo llevo años parando en el restaurante San Cristobal.
ResponderEliminarActualmente estoy trabajando cerca de Almansa pero todos los fines de semana regreso a mi casa en Madrid y siempre toca bocata de panceta y ración de queso manchego en la Almarcha :D
Oído cocina.
ResponderEliminarGracias por el consejo y por la visita. Ten por seguro que te haré caso.
Un saludo
Y de nada por el enlace desde mi blog ;p
ResponderEliminarJajaja, mil gracias, perdona.
ResponderEliminarUn saludo