Un resúmen con los mejores ratos de este 2012. Muchos quedan en el tintero y mucha gente no aparece en las fotos, pero también están en el guión.
¡Gracias a todos!
Nos vemos en 2013
Como hicimos a principios de año, afrontamos la ascensión invernal por la cara Norte del San Lorenzo, para practicar con el manejo de crampones y piolets. Nos sumamos a un grupo de amigos que iban a hacerlo como calentamiento con el material para subir al Toubkal unos días después.
SAN LORENZO
El pico San Lorenzo es el punto más alto de la sierra de la Demanda, ubicada en el extremo suroccidental de La Rioja.
En este monte se ha levantado la estación de esquí de esta Comunidad Autónoma, con cerca de 28 kilómetros esquiables.
Su ascensión es sencilla, si bien, dependiendo de la ruta elegida, las pendientes y el desnivel global a salvar pueden ser importantes. Lo más rápido y cómodo es usar el aparcamiento de la estación y subir siguiendo el curso de las pistas hasta el cono cimero. Desde allí, el camino es evidente hacia la cima a 2.272 metros de altura.
La cara Norte presenta en invierno diferentes opciones para subir, formándose varias canales o corredores con pendientes para todos los gustos. Según el itinerario seleccionado podemos encontrar hasta 60º de inclinación y tramos de escalada mixta en hielo y roca.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA:
Tenemos intención de repetir la ascensión del año pasado, aprovechando las pistas para alcanzar la cara Norte del cono cimero. Salimos desde el parking todos juntos, pasadas las 12:00 del mediodía por un leve incidente en Ezcaray.
Caminamos por el margen de las pistas de Rehoyo y Colocobia, respetando el descenso de los esquiadores que hacen uso de las mismas. La nieve es muy abundante y esta suelta, haciendo bastante pesado el avance incluso en estas cotas bajas.
A partir de los 1.800 metros la visibilidad es de unos 20 metros. Ya en la parte baja de Colocobia, vemos como han recogido a un par de chicas que se habían desorientado en la niebla mientras hacían raquetas.
Intentamos recordar los pasos que dimos el año pasado, ya que el GPS va gastando pares de pilas (que iban a medio cargar) y preferimos dejar el último par, para un caso de emergencia. Creemos que abandonamos la pista de Colocobia en el mismo punto, pero haciendo un recorrido ligeramente distinto.
Superamos unos resaltes muy sencillos, mientras subimos haciendo giros para intentar colocarnos en la base de la canal que ya hicimos. Finalmente salimos un poco más a la derecha pero reconocemos las rocas (nos pareció reconocer, sería la expresión adecuada) y llegamos al inicio de la misma.
En este punto la mayoría nos ponemos crampones y Eva y yo incluso nos encordamos. Ella se sentía más cómoda así, y nos viene bien para probar con ello.
El resalte está mucho más pelado que el año anterior y, tras el paso de otras 5 personas, hay que sacarlo en mixto. Para mi fue el punto más difícil de la mañana.
La sección siguiente, de menor inclinación, tenía mucha acumulación de nieve, llegándonos a veces hasta la cintura. Nuestro avance fue lento y duro, hasta el punto en el que el año pasado hacíamos un pequeño flanqueo horizontal hacia la salida a la arista. No lo vimos claro, mucha piedra y demasiada inclinación para meternos allí sin ver lo que venía por arriba, así que nos desviamos hacia la derecha, en busca de un punto de acceso a la divisoria más fácil y seguro.
Una vez alcanzamos esa pala de acceso a la cima, Eva y yo nos desencordamos. Avanzamos el grupo completo de seguido, soportando el intenso y frío viento Norte que nos azota la cara. Nos desplazamos casi a ciegas, sin GPS, guiados por los recuerdos y el sentido común, que nos dice que mientras ascendamos, vamos en la dirección correcta.
Más rápido de lo que esperaba pero con bastante sufrimiento (al menos yo, que ando encorvado por culpa de la cuerda atada al anillo ventral del arnés) alcanzamos la cima del San Lorenzo, a 2.272 metros. El viento pega aún más fuerte allí arriba y la sensación térmica es peor. Nos refugiamos en la caseta, tras la foto de rigor, que se encuentra bastante a resguardo ese día. Pero a pesar de lo bien que se está y lo bien que sienta comer y beber, debemos ponernos en marcha rápido, para evitar que nos pille la noche bajando.
El primer tramo de descenso es bastante duro, con el viento castigando nuestras caras, pero a mitad de bajada, vemos la estación entre las nubes y esto hace que veamos el final más cerca. Los 3 que bajaban esquiando lo tuvieron un poco más complejo y llegaron cerca de las 18:00, cuando ya empezaba a oscurecer.
Un buen día de montaña, que ni siquiera los personajes que se cruzaron en nuestro camino pudieron eclipsar.
DATOS DE LA RUTA:
Distancia: 7,7 km | Corredor de 250 m
Desnivel: 820 m
Tiempo empleado: 5:30 h total
Cimas: San Lorenzo (2.272m)
Material: Crampones y piolets. Cuerda de 30 m, friends y tornillos de hielo, dependiendo de las condiciones de la nieve
Dificultad: Solo en el tramo del corredor de la cara Norte se encuentran pendientes rondando los 45º y un pequeño resalte que puede estar cubierto según la nieve acumulada.
PLANOS Y CROQUIS:
Procedentes de la entrada publicada en abril de 2012, que hicimos la misma ruta salvo el ascenso al Cabeza Parda.
Plano en planta con el itinerario
Ascenso cara Norte San Lorenzo.
El corredor más de cerca.
FOTOS DE LA RUTA:
Salimos del aparcamiento, completamente ataviados para la ascensión.
Primeros pasos por la nieve en las pistas más bajas. Está perfecta para un día de esquí.
Buscamos los bordes de las pistas. Además de menos molestia para los esquiadores, resultan más entretenidos.
Roberto, con los esquíes "a la chepa", recorre el filo de la pista.
La visibilidad empieza a ser más reducida conforme vamos subiendo lentamente.
Foto del grupo a mitad de camino hacia la cumbre del San Lorenzo.
Paso tranquilo pero continuado hacia el punto en el que abandonar las pistas.
Por fin llegamos a las palas de nieve sin pisar, con tramos más verticales y mucho más divertidos.
Abraham en detalle, en un tramo en el que hay que echar las manos y hacer un pequeño flanqueo horizontal.
Aquí se ve la trepada del inicio.
Una imagen con la sección entera, trepada al inicio y zetas para salir por arriba.
Muy difícil orientarse con esta niebla sin el GPS. La nieve blanda ralentizaba la marcha.
Por fin encontramos el corredor. Miguel espera justo debajo del paso clave, en el que tuvimos que tirar de piolet para poder salir hacia arriba.
Eva y yo nos encordamos antes de entrar.
Un ensamble corto para acercarnos. No hay fotos del paso, en el que era más sensato asegurar que tirar de cámara.
Hacia arriba, palas de nieve blanda y pesada en busca de la divisoria de aguas.
Hundirse solo hasta las rodillas era un descanso.
Caras de frío.
El ascenso por la última pala fue frío y lento, pero llegamos arriba.
Fotos de cima. San Lorenzo, techo de La Rioja, a 2.272m.
Durante el descenso, tras una parte de frío y viento, por fin salimos de las nubes.
Cambio de ánimo al poder ver el camino.
Bajando por Campos Blancos a buen ritmo.
Llegando a la cafetería, andando por pistas ya vacías. La estación ya había cerrado.
Últimos 300 metros, preguntándonos dónde estarán los que bajan esquiando.
Nuevamente, por segundo fin de semana consecutivo, cogemos la furgo y nos vamos con ella a dormir a la naturaleza, en este caso a Ochagavía, en la selva de Irati.
Salimos tarde el viernes, dando tiempo a que Eva salga del curro a las 19:00. Tenemos dos horitas justas de camino hasta Ochagavía, pueblo en el que pasaremos la noche, en un gran aparcamiento junto al asador-sidrería Kixkia. Varias furgos y una autocaravana serían nuestros vecinos durante unas horas.
Antes de cenar, nos acercamos a uno de los bares del pueblo, que nos pareció muy bonito y bien cuidado. No perdimos mucho tiempo, así que nos lo dejamos apuntado para volver otro día y recorrer sus calles con más tranquilidad.
OCHAGAVÍA
Situado al Sureste de la selva de Irati, este pueblo posee unos de los más bellos cascos antiguos de los Pirineos, si bien muchas de sus fachadas fueron renovadas tras su quema en 1794. Calles estrechas y empedradas y el río Anduña como eje vertebrador, caracterizan esta población.
En su iglesia puede apreciase un esplédido retablo mayor y, a un kilómetro a pie, encontramos la también interesante ermita de Muskilda. Aún en el apartado cultural, el 8 de septiembre se puede disfrutar de los danzaris de Ochagavía.
El pueblo cuenta con un par de restaurantes, bares, Oficina de Turismo y paseos senderistas por los alerdedores, para facilitar y completar la visita.
Cenamos la empanada que llevábamos preparada, con la calefacción estática encendida para olvidarnos del frío que hacía fuera. Un poco de lectura y pronto a dormir, a ver si mañana podemos madrugar.
Y madrugamos, aunque podíamos haberlo hecho más. De cualquier forma, nos tomamos el desayuno con tranquilidad, como se merece, disfrutando del café, fruta, sobados y galletas mientras el frío todavía aguantaba en el exterior.
La entrada hacia el parque se toma desde el mismo pueblo de Ochagavía, saliendo por la carretera NA-2012, en el extremo Oeste. La seguimos hasta las casas de Irati, por una vía llena de curvas y que salva el gran desnivel del paso de la Tapla. Preciosas vistas desde este punto, que ya hemos ido cotilleando durante el trayecto.
Dejamos la furgo en el parking de las casas de Irati. Aparcar aquí (y en todo el parque) cuesta 7€, aunque puedes descontarte 4€ si consumes en algún establecimiento de la zona por un importe mayor de 12€.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA:
Salimos desde las casas de Irati, por el camino 63A, que nos acerca hasta la Casa Forestal del embalse de Irabia. La ida se hace faldeando la ladera del monte de La Cuestión o de Zabaleta, en un continuo subir y bajar por sendero estrechos. Es la parte más bonita de este camino de ida y vuelta, que cerca del final, entronca con la pista por la que se vuelve al punto de inicio. Seguimos por ella hasta la Casa Forestal. En los días húmedos, los descensos por el bosque pueden ser delicados, dado lo resbaladizo del suelo.
Una vez llegados a ella, tomamos el camino dejándola a nuestra izquierda, siguiendo las marcas de su fachada hacia la presa. Enlazamos el camino 53C, que rodea el embalse de Irabia, y lo hacemos en el sentido de las agujas del reloj, emprendiendo primero su parte más bonita. Una fina senda, adivinada entre grandes piedras, hayas, líquenes y mucho musgo. Apenas 3 kilómetros en los que es imposible centrarse en el camino, tal es la belleza que se tiene alrededor.
Llegados a la presa, nos recibe con mucho viento y soltando grandes cantidades de agua por su aliviadero. Aunque muy discutida, la presa se construyó y se hizo el embalse en 1943, momento en el que alcanzo los 44 metros de altura.
Un poco más adelante, cerca del mirador, paramos a comer un poco y recuperar fuerzas. Apenas 15 minutos para comer algo de embutido y fruta y calmar la sed.
Nos quedan por delante cerca de 7 kilómetros para terminar la vuelta al embalse. Sin perder el encanto del otoño y de la naturaleza que se aprecia en cada rincón, es este tramo menos atractivo, al ser una pista ancha que le resta magia al ambiente. Apretamos la marcha para pasar rápido estos kilómetros, pero intentamos no perdernos los detalles que se van sucediendo: el embalse y sus orillas a la derecha; canales y riachuelos entre las hayas, a la izquierda.
Alcanzamos la Casa Forestal de nuevo, pero en esta ocasión tomamos el camino de vuelta hacia las casas de Irati. Volvemos al baile de desniveles, no mucho pero si potente en ocasiones. El suelo tapizado de hojas, embarrado en las partes húmedas y con las recias raíces asomando. Ejemplares de 30 metros se alzan hacia el el cielo intentando robar la luz a sus vecinos.
Llegamos al final del paseo, tras 18 kilómetros, recorriendo los últimos por pista, pegados al río Irati. Primero viéndolo desde lo alto y después bajando hasta su orilla.
Sentado dentro de la furgo, tras una buena sesión de estiramientos, comemos con lo que nos queda de empanada, embutido y fruta. Y, para no caer en la siesta que con tanta fuerza nos llama, hacemos un café con galletas para terminar la comida. Por delante, dos horas de camino hacia Logroño, con tranquilidad y con un par de paradas. Tuvimos una puesta de sol increíble.
DATOS DE LA RUTA COMPLETA:
Distancia: 18,2 km
Desnivel: 330 m
Tiempo empleado: 5:00 h total | 4:35 h en movimiento
Cimas: ninguna.
Material: ninguno en especial.
Dificultad: ruta sencilla y con poco desnivel acumulado, aunque de tramos un poco más duros. Atención en días húmedos.