miércoles, 2 de noviembre de 2011

Camino de Santiago III

Después de otra noche de ronquidos, aunque en esta ocasión sobre colchones más cómodos y agradables, somos los más madrugadores de nuestro cuarto. De esta manera nos evitamos los líos en el baño y podemos sacarnos unos cafés en la máquina sin hacer colas. La mañana empieza con la preparación de las mochilas y la aplicación de cremas hidratantes a nuestros pies, importantísima parte de todas las que entran en juego en el Camino de Santiago.
Cuando salimos del albergue es aún de noche y nos encontramos con algún rezagado en la vuelta a casa de la noche anterior. Avanzamos ya por camino cuando las primeras luces violáceas hacen acto de presencia tímidamente.

Desde el primer momento tenemos a la vista el hito más remarcado de la jornada, el alto del Perdón, en el que deberemos salvar un considerable desnivel tanto de subida como de bajada. Los aerogenaradores que pueblan su cresta cimera nos servirán de canto de sirena en la primera mitad de la etapa.

Antes de embarcarnos en esta pequeña aventura, pensaba en el inicio de cada día como uno de los momentos más difíciles a nivel psicológico; sin embargo, una vez en el Camino, resultó ser todo lo contrario, sirviendo para desperezar el cuerpo y ir poniéndose poco a poco en marcha. Además, gran parte de los días, esta primera hora de marcha nos obsequiaba con preciosos amaneceres.

Compartimos el momento del orto de ese día con unos amigos a los que el sol les hace tanta falta como a nosotros mismos.

El inicio de la etapa es en continua pendiente ascendente, con pequeños repechos algo más empinados. Siempre avanzamos por pista ancha de tierra, muy cómoda, y las temperaturas son bastante agradables desde la salida. Sin dar las 8:00 de la mañana ya se puede andar en mangas de camisa. Pronto encontramos el primer indicador con distancias hasta nuestro destino, Puente la Reina. No obstante, nunca hicimos mucho caso de estos carteles que en ocasiones dan informaciones totalmente contradictorias.

La luz que incide casi horizontalmente sobre la tierra, provoca unos colores muy bonitos en los campos de trigo segados.

Son momentos estos del amanecer que todos los días nos permiten obtener impresionantes fotografías, pero ese día, la intensidad de la luz, los colores de la tierra, las nubes amenazantes de lluvia,... todo lo que nos rodeaba se puso de acuerdo para deleitarnos con un rato de imágenes increíbles.

Pero, dejando a un lado la belleza de los paisajes, las nubes parecían indicarnos que íbamos a tener una jornada con más complicaciones de lo deseado. La vistas hacia el Este o hacia el Oeste, eran profundamente diferentes.



Apresuramos el paso para intentar salvar la mayor distancia posible antes de que comenzase la tromba de agua, confiando en que la dirección del viento alejará la tormenta de la dirección de nuestros pasos como nos parecía entender.
Llegamos a Zariquiegui aproximadamente una hora y media después de haber salido de Cizur, habiendo hecho una mínima parada a comer un plátano junto al recordatorio de un peregrino fallecido. Este es el segundo que veíamos en 2 etapas y media y sería algo que se repetiría más veces en lo que nos quedaba pro delante.
Cuando alcanzamos el pueblo, daba la sensación de que era bastante posible que nos librásemos de mojarnos, así que decidimos seguir adelante sin parar, sabiendo que no encontraríamos otro pueblo hasta haber cruzado el Perdón.

Enseguida vemos el collado que forma el paso por el alto del Perdón, así como toda la cresta cimera fuertemente ventosa. Motivo por el cual se ha instalado un parque eólico en todo el cordal.

Este es un tramo en el que hay que armarse de paciencia y seguir adelante sin pensarlo. La pendiente gana grados, aunque el camino es fácil y el paisaje muy bonito, haciendo que la mente se pueda evadir un poco de la subida. Será uno de los puntos donde más gente se adelanta o te adelanta porque aquí cada uno tiene que seguir su propio ritmo olvidando un poco a los demás.

Nuevamente el cielo encapotado nos regala bellas estampas cuando permite el paso de los rayos del sol por algún hueco.

Arriba hacemos un pequeño agrupamiento a falta de Pachi, que ha decidido bajar un poco para ponerse a resguardo del fuerte viento que reina. Los demás aprovechamos para comprar unos bocadillos para almorzar a un hombre que sube allí con su vehículo lleno de alimentos y latas de bebida.
Donde en tiempos se levantaba el hospital de peregrinos y la ermita de la Virgen del Perdón, hay hoy una curiosa escultura de Vicente Galbete, representando a los peregrinos de las diferentes épocas en una misma caravana. Nosotros no dejamos pasar la oportunidad de retratarnos con ella en el punto "donde el camino del viento se cruza con el de las estrellas".

Mirando a la otra vertiente parece que el tiempo va a mejorar. Se nota fresco en lo alto del monte, pero en cuanto emprendemos la bajada para encontrarnos con Pachi y disfrutar las viandas recién compradas, notamos un alivio al dejar de sentir el viento. Parece que sólo habrá que preocuparse del dolor de rodillas en el descenso.

Además de comernos los bocadillos de tortilla y de jamón, algo de fruta y beber agua, en mi caso me parecía oportuno hacer un breve descanso antes de seguir el camino cuesta abajo, teniendo en cuenta lo mal que nos habían hablado de ello y lo que habíamos leído en las guías. Mis rodillas iban ya un poco tocadas y el miedo a la bajada, que es donde más sufría, estaba latente.

A rebufo de Berta, que marcaba un ritmo potente pero que me resultó asumible, hice todo el tramo más empinado y pedregoso usando los bastones casi como muletas. Era doloroso por mi situación, pero nos resultó a todos mucho más cómodo de lo que esperábamos; parece que hay demasiado mito en ese trozo del recorrido. Con calma y tranquilidad se baja sin ninguna complicación ni sufrimiento.
Cuando la cosa allanó un poco Pachi y yo no pusimos en cabeza. Aproveché para avanzar fuerte cuando encontré un paso muy cómodo de aguantar y que mantuvimos hasta Uterga, donde esperamos a las chicas sentados en la terraza de un bar donde comimos algo de chocolate y tomamos unos Acuarius. Fue una pausa rápida, con estiramientos incluidos, para continuar caminando viendo ya desde lejos ese hito en el trayecto.

Solo 4,5 kilómetros nos separan de Óbanos, tras un fugaz paso por Muruzábal. Un tramo algo aburrido para hacer solo y en el que nosotros agradecimos la compañía mutua que nos dábamos. Fue en este lapso cuando vimos al peregrino francés que ya nos habríamos cruzado la jornada anterior, cosa que nos resultó curiosa. Dedujimos que iba en coche hasta los finales de etapa y luego las hacia de ida y vuelta.
Entramos al pueblo por su lado Norte, con una subida en la que ya mis rodillas empezaban a pedir que se acabara la marcha.

La población de Óbanos nos pareció bonita como pocas de las que nos cruzamos, con una plaza del Ayuntamiento perfectamente cuidada. Allí mismo, nos contaba un vecino la tradición de hacer el 20 de Agosto la representación del Misterio de Óbanos entre todos los vecinos del pueblo.

Sin pensar en descansar, tan cerca como estábamos del final de la jornada, nos detuvimos allí un cuarto de hora, mientras conversábamos con ese amable señor, observábamos la plazoleta y sus edificios e intentábamos cotillear el interior de la iglesia.



Continuamos hacia Puente la Reina - Gares, saliendo del pueblo en descenso hacia la carretera de Enériz mientras atravesamos un barrio de chalets de aspecto caro, donde encontramos otro lugar en el que parar a hacer el payaso (cosa harto sencilla).

En un santiamén recorremos los poco más de 2 kilómetros hasta la villa medieval en la que pasaremos el resto del día y la noche. Caminamos cansados incluso habiendo sido ésta la etapa más corta hasta el momento. Los pies se merecen un descanso y un masajito y ya nos lo imaginamos cuando vemos aparecer la figura de nuestro alojamiento, el albergue Jakue.

Nos acercamos a recepción a hacer el check-in, ya que esta noche la habíamos reservado en este lugar en el que las habitaciones son dobles/triples, para descansar del bullicio nocturno que reina cuando duermes junto a otras 15 personas. Nos piden esperar hasta las 12:00, hemos acabado bastante pronto, y nos permitimos unas cañas en la terraza del hotel, que compartimos con dos singulares personajes que se relatan sus aventuras amorosas de pago.

Nos duchamos y vamos a dar una vuelta por el pueblo buscando un sitio para comer. Para mi uno de los peores ratos porque me resulta más incómodo para las rodillas al ir en chanclas. Comemos en un lugar del centro, un menú asequible y ciertamente delicioso (en mi caso magret de pato), y volvemos al albergue a echarnos una reparadora siesta, la de los chicos sensiblemente más corta que la de las chicas.
Después nos dimos otro paseo por la villa, pequeña pero animada y con rincones muy bonitos. Aprovechamos para comprar cosas en la farmacia, entre ellas 2 rodilleras para mi, un artículo muy demandado esa tarde; en 10 minutos presenciamos la venta de 6 unidades de diferentes tipos.

El casco viejo del municipio es muy atractivo para pasear e investigar sobre su historia, profundamente marcada por la ruta jacobea, que fue la causa del nacimiento de Gares. A nosotros nos encandilaron las terrazas y en una de ellas degustamos unas cervezas antes de volver al albergue a cenar. Y precisamente en ese momento compartimos mesa con un par de chicas y un chico de Logroño, que se encontraban haciendo el Camino de Santiago también. Y, como todas las noches, pronto a la cama, que viene el coco.

Te puede interesar:
Información sobre el Camino de Santiago = 
link web de Consumer.
 
PUENTE LA REINA - GARES
¿Dónde comer? = Busca un restaurante en la c/ Mayor; cualquiera puede ser buena opción.
¿Dónde dormir? = El albergue Jakue ofrece habitaciones triples con baño por un precio de 36€. Si prefieres habitación para 6 personas con baño, sale a 10€/persona.

DATOS DE LA ETAPA
Distancia = 19 km.
Desnivel positivo = 430 m.
Altura mínima / máxima = 350 / 780 m.

Porcentaje asfalto / tierra = 15 / 85.

3 comentarios:

  1. ¡Buen Camino! peregrinos,buenas fotos.Saludos

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  2. Una buena caminata. Esplendidas las fotos de los campos dorados con las nuves oscuras al fondo. Por cierto ... lo de los girasoles es un montaje o realmente estaban así?

    Un saludo

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  3. Gracias chicos.
    La verdad es que esa luz que hay cuando está de tormenta y se abre un claro entre las nubes, es d elo mejorcito.
    Los girasoles estaban así y no te creas que había un par de ellos; serían má de veinte.
    Un saludo

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