martes, 28 de febrero de 2012

Visita a las basílicas de Lourdes

Para dar por terminada la estancia en el país vecino, optamos en el tercer día de viaje por hacer algo de caracter más cultural y menos lúdico-deportivo. Aprovechamos para visitar Lourdes y conocer parte de ese lugar de culto para los religiosos católicos.
Dejamos nuestro alojamiento en Argeles-Gazost por la mañana temprano, aunque ya mucha gente se había despertado e iniciaba la jornada. El viaje hasta Lourdes es rápido y cómodo, así que tras 20 minutos en la furgo estábamos eligiendo aparcamiento en la Esplanade du Paradis.
Teníamos más o menos una idea de los puntos que queríamos visitar y decidimos iniciar el día acercándonos al epicentro religioso de la ciudad. Pudimos de este modo comprobar como se asemeja la localidad a una especie de Andorra solo que con objetos para la fé en lugar de artículos electrónicos.
Nos acercamos a la zona de las basílicas donde multitud de personas deambulaban de un lado a otro y se retrataban sin parar. Es una zona de gran valor estético, destacando una arquitectura grandiosa, pero que no pude disfrutar casi nada por la cantidad de gente y la marcadísima orientación comercial que desprende por todos sus poros. De todos modos, me encantó el exterior de la basílica de Notre-Damme y el modernista interior de la basílica de San Pío X.
Después completamos el camino en el que se hayan representadas las 12 estaciones del vía crucis en forma monumental. En el trancurso de la visita coincidimos con un grupo que iba parando en cada una de las estaciones y leía fragmentos de la biblia o entonaba una oración.
Llegando ya al mediodía y bastante desencantados con lo que la ciudad de Lourdes nos podía ofrecer, convinimos en partir ya de regreso hacia España tras comer unos bocadillos y algo de fruta en la furgo. Si bien hay que reconocer el atractivo de sus construcciones y sus parques, el ambiente que se respira en Lourdes no resulta atrayente por lo que tiene de lucrativo negocio.

Los hoteles han visto el filón que supone Lourdes.

Entramos en la zona puramente comercial.

Ambiente de compras al estilo del Principado.

Basílica de Notre-Dame en Lourdes.


Bonitas cúpulas con adornos dorados.

Detalle de una claraboya en una de las cúpulas.

Plaza de la basílica.

Cruz celta.

Velas de ofrenda.

Estatua de la virgen coronada de Lourdes.

Parte alta de la basílica.

Yo también estuve; parte trasera del edificio.

Arcos de acceso a la parte superior.

Vista de la cueva de Bernadette.

Panorámica de la basílica de Notre-Dame en Lourdes.

Desplaza la barra para ver la imagen entera.

Basílica de San Pío X.

Detalles en los bancos.

Altar central de la basílica San Pío X.

Vista desde un extremo.

Escultura de metal de Cristo en la cruz.

sábado, 11 de febrero de 2012

Circo de Gavarnie

Nuestro segundo día en Francia, en la región de Altos Pirineos, decidimos tomarla con más calma y no madrugar más de lo necesario. La caminata de ese día se preveía más corta y sin riesgo de que se nos echase la noche encima.
Como el día anterior, elegimos el parking de la estación de esquí de Gavarnie para dormir. En esta ocasión, un mozalbete francés que chapurreaba al castellano, paso temprano a cobrarnos la estancia en el parking... no sabíamos que era de pago. Entendiéndonos como pudimos, abonamos la cuota correspondiente, 5€ por noche. Mientras observábamos como pasaba por todos los vehículos allí estacionados, completamos la retahíla de quehaceres matutinos: desayuno, aseo, ordenar la furgo, preparar el material para el paseo...
Pasadas las 10:30, comenzamos a andar por fin hacía nuestro destino de la jornada: el Circo de Gavarnie, para ver su imponente cascada de 423m, lo que la erige como la mayor de Europa. Para animar un poco la salida, desestimamos la opción de subir por el fondo del valle, muy concurrido y de fácil transitar, y elegimos hacerlo por el camino de Espugues, que forma parte del HRP.
Sin llegar a dejar atrás todas las casitas desperdigadas de esta parte del pueblo, tomamos a mano izquierda el desvío hacia la cabaña de Pailla. Un pequeño sendero con tramos de fuerte pendiente ascendente y bastantes escalones rocosos. Aunque resulte algo potente, no entraña ninguna dificultad y es mucho más llamativo que el camino principal hacia la cascada.
Al llegar a la meseta de Pailla, con el refugio de Espuguetes a la vista, obviamos el camino que nos conduce a éste y viramos a la derecha, en dirección a la gran cascada. Este tramo en el que el bosque se abre por unos momentos nos otorga unas vistas increíbles. Nosotros aprovecharemos este punto para hacer una breve parada de avituallamiento y reposición de líquidos, mientras contemplamos Gavarnie en el fondo del valle
Retomamos con pereza la actividad, perdiendo algo de altura todavía entre zona de bosque. Al poco llegamos al tramo más bonito del recorrido, en el que la pared formará en ocasiones una semigruta, quedando por encima de nuestras cabezas. Incluso encontramos parabolts en la roca y una cuerda estática, signo de que alguien está equipando vías de escalada en este lugar... aunque no parece que vayan a salir de grados asequibles al escalador medio, a tenor de los potentes desplomes que se ven.
El sendero continúa en un mantenido subir y bajar, estrechándose a veces hasta poco más que nuestra propia envergadura, y asomándose hacia el valle de forma brusca en los cauces que sigue el agua durante el deshielo.
En poco más de media hora empezamos a tener a la vista la gran cascada, un espectáculo sublime desde esta cota. Aparece poco a poco el circo ante nosotros, hasta que por fin se hace visible el salto de agua más grande de Europa. Mucha gente decide hacer aquí un alto para comer con el mejor patio posible: visión directa al circo más reconocido de Pirineos, el de Gavarnie. Nosotros no paramos demasiado, unas fotos y poco más, y seguimos ya en descenso hacia la Hôtellerie du Cirque.
Allí sí que decidimos parar a tomar una cerveza bien fresca, pagada a precio de oro, al preferir no llegar hasta la base de la cascada, lo que nos hubiera supuesto casi una hora más de caminar y entre una marea de gente.
No nos entretenemos más de lo debido porque, aunque no tengamos prisa por salir de allí, queremos volver a la furgo a comer y marchar hacia otra zona por donde continuar nuestro viaje por Pirineos. A la hora de regresar preferimos hacerlo por el fondo del valle de Gavarnie, siguiendo el camino principal de acceso a la cascada que transcurre paralelo al curso del río del mismo nombre. No nos lleva más de una hora volver al punto de partida, aunque son varias las ocasiones en que giramos nuestras cabezas para contemplar una y otra vez la Gran Cascada, que no pierde un ápice de belleza desde esta perspectiva.
De vuelta en el pueblo de Gavarnie, optamos finalmente por comer en un restaurante de los que pueblan la parte que mira hacia el circo. Algo de carne con patatas y ensalada, vino y agua, a un precio no demasiado francés.
Compramos pan y ponemos rumbo a nuestro próximo destino, con alguna comodidad más que las de las noches pasadas, el camping Les Trois Vallées, en Argeles-Gazost. Solo hacemos un breve alto en el camino para observar las imponentes medidas del Puente de Napoleón, y a un puñado de valientes haciendo la vía ferrata que lo cruza por debajo hacia una larga tirolina.
Llegamos aún temprano al registro del camping y buscamos un cómodo asiento entre los múltiples conejos que pueblan el recinto. Nos pareció completo, agradable y barato; muy recomendable.
El día no daría para mucho más: dar vueltas por el camping tras instalarnos y ducharnos con absoluto reposo, leer, cervecear, cenar y a dormir. Mañana seguiremos con más movimiento.

Salimos de Gavarnie rodeados de bonitos ejemplares de asno.

Un pueblo con suerte; vistas directas al circo de Gavarnie.

El río Gavarnie, poco caudaloso en este tramo y esta época.


Nos desviamos por el camino de Espugues, que tiene un atractivo y empinado comienzo.


El lado bueno: ganar altura sobre el pueblo de Gavarnie y verlo desde aquí.

Avanzamos por un tupido bosque de pino.

Aunque algunos rayos de luz consiguen atravesar las densas copas.

El recorrido de ayer es visible en muchas ocasiones, con nuestro tres mil, el Taillón.

Grandes espacios en la meseta de Pailla.


Bonitas formas en la roca que forma el río de Pailla.

La bucólica cabaña de Pailla.

El sendero se estrecha y se encajona.

Es el tramo más atractivo del recorrido.

Vista desde el valle del itinerario seguido.

Nos vamos acercando a nuestro destino que ya empieza a intuirse.

Las vistas son bellas y amplias desde el corredor.

Seguimos avanzando; la expectación crece.

Y por fin aparece ante nosotros...

...en todo su esplendor.

Hôtellerie du Cirque.

Vuelta por el fondo del valle. Sencilla y concurrida.

Pero mantiene el atractivo con nota.

Llegamos al final del paseo.

Puente de Napoleón III, en Luz Saint Sauveur.

Detalle de la columna del Puente de Napoleón.

Pasos por la ferrata Pont Napoleon.

Tirolina de la ferrata Pont Napoleon, de pago.


Vecinos en el camping Les Trois Vallées.


Te puede interesar:
Información de Gavarnie = link a la web oficial
¿Dónde comer? = Gavarnie es un pueblo basado en el turismo y plagado de restaurantes.
¿Dónde dormir? = Con furgo o autocaravana, en el parking de la estación de ski de Gavarnie (5€) o en el propio Col de Tentes.

DATOS DE LA RUTA
Distancia recorrida = 10,70 kilómetros.
Desnivel acumulado= 715 m.
Tiempo invertido =
4:15 (con 1:15 horas de paradas). Añadir otra hora para llegar a la base de la cascada.
Material = Ninguno en verano (bastones recomendables).
Dificultad =
Fácil, con pendientes al principio y mantenido después.
Track GPS = link a Wikiloc .