Con la fiebre que nos está dando ultimamente por pasarnos el día en el monte, era imprescindible sacar al menos una mañana de pateo durante el puente de la Constitución. Como el tiempo no era para tirar cohetes y la economía menos, decidimos quedarnos cerca de casa y conocer algo de los montes que nos rodean y que aún no conocemos lo suficiente, en lugar de darnos la panzada de kilómetros.
Elegimos Clavijo y el cerro que se alza a su lado, el monte Laturce. Situado a 15 kilómetros de Logroño hacia el Sur y elevado a unos 870 msnm, cuenta en la actualidad con menos de 300 habitantes. Uno de sus principales atractivos turísticos fue lo que nos llamó cual canto de sirena: el afamado Castillo de Clavijo.
Pero no sería lo primero que haríamos esa mañana. Antes habríamos de rodear el monte Laturce en una ruta de casi 7 kilómetros y que nos llevó cerca de 3 horas contando paradas.
Iniciamos el camino saliendo del municipio en dirección Norte, primero por la carretera que conduce hasta el pueblo y enseguida por un desvío a mano derecha con suave pendiente.
Pronto encontramos el primer punto que puede generar confusión: una desviación en el camino que seguiremos hacia la derecha, por el sendero más cercano al monte que nos interesa.
Obtenemos ya unas vistas sobre la capital riojana preciosas, con un cielo que auguraba una luz perfecta para las fotos del día.
Poco después del desvío el camino inicia un descenso que, por tramos, resultará bastante empinado, lo que mina las intenciones que teníamos desde hace tiempo de dar la vuelta en bici.
Caminamos en todo momento por pistas anchas y fáciles, que no tienen posibilidad de pérdida.
Al emprender el giro en la dirección de las agujas del reloj, siempre tendremos el monte a nuestra derecha.
No somos los únicos que han decidido pasear por estos lares. En varias ocasiones nos cruzamos con senderistas, ciclistas y otros usuarios que prefieren tener más ventajas.
A medida que vamos completando el rodeo al monte, sus paredes aparecen más escarpadas. Se intuyen varios canales interesantes para llegar a la cima e incluso algunas posibles vías de escalada (por lo menos a través de los ojos de un recién iniciado en la escalada ávido por subir nuevas paredes).
Mientras continuamos nuestro caminar, aparece ya entre la piedra y la vegetación de Peña Aguda uno de los puntos fuertes del día: el Monasterio de San Prudencio.
Hoy en día solo quedan las ruinas de las dos iglesias (de los siglos XII y XVII) y del caserío que las rodeaba.
Aún a la vista del lamentable estado en el que se encuentra nos pareció un lugar ideal para hacer un pequeño alto en el camino y almorzamos el puñado de almendrucos que habíamos cogido minutos antes, junto con las piezas de fruta que traíamos de casa. Pero antes haríamos un recorrido turístico-investigador por el interior de la enorme estructura.
Se intuyen aún perfectamente muchas de las salas que conformaron el complejo y se puede acceder a muchas de ellas por los huecos existentes en los muros, ya sean puertas y ventanas o secciones derruidas.
Sin embargo ninguna parte de la cubierta ha conseguido resistir el envite del paso del tiempo, al igual que una parte importante de los tramos altos de las paredes. La vegetación ha ido acomodándose en todos los huecos que ha encontrado.
Las vistas del entorno desde aquí dan una idea del motivo por el que se eligió este enclave para levantar los sucesivos edificios.
Determinadas salas todavía conservan sus líneas generales casi intactas, en parte por no haber recibido la caída de la cubierta sobre sí mismas, en parte por encontrarse más resguardadas de las inclemencias del tiempo y de la erosión.
Tras el breve parón para recuperar energía, nos pusimos de nuevo en pie para empezar a ganar altura, comenzando por subir a las cotas más altas del monasterio. Desde allí lanzaríamos un último vistazo a la construcción que nos había encandilado y a las tierras sobre las que se alza con las pocas fuerzas que le quedan.
Y nos despediríamos hasta la próxima de la Peña Aguda, para empezar a ascenderla por su vertiente Norte.
A partir de aquí se suceden los tramos de elevadas pendientes para salvar un desnivel de 200 metros en menos de un kilómetro.
El camino, casi siempre ascendente, ha sido acondicionado recientemente, resultando agradable de andar incluso considerando las rampas que hay que afrontar.
Menos de media hora después de haber abandonado el Monasterio de San Prudencio emprendemos el ascenso del último tramo de recorrido, que será precisamente el más duro.
De vuelta al pueblo quisimos acercarnos hasta el castillo para ver sus restos. La caminata nos deja en la parte más meridional del pueblo por lo que tendremos que cruzarlo de Sur a Norte. En el camino nos encontramos con vecinos y demás ocupantes del pueblo.
Recorrimos las ruinas de la edificación, aunque no es mucho lo que podemos encontrar allí. Las batallas acaecidas entre musulmanes y cristianos y el paso de los años fueron deteriorando el estado de los muros.
De lo que sí puede presumir es de ser un atrio impresionante sobre gran parte de la Comunidad Autónoma, incluido Logroño.
Hacia este lado, la cruz de Santiago se mantiene altiva sobre las tierras circundantes, como dando testimonio de haberse impuesto en las batallas libradas en el lugar.
Hacia el otro lado, antes de volver a los coches, poco tenemos que ver. Los restos de la muralla almenada y lo que conforma la cima de muchas de las vías de escalada de la conocida escuela de Clavijo.
Al rato bajamos a Logroño para comer cada uno en nuestra casa y con una buenísima sensación tanto por el ejercicio realizado como por los nuevos parajes visitados.
Te puede interesar:
Info. Monasterio de San Prudencio = link.
Info. Castillo de Clavijo = link.
RUTA CIRCULAR AL MONTE LATURCE (GPS)
Distancia recorrida = 6,7 kilómetros.
Desnivel acumulado= 325 m.
Tiempo invertido = 2:57 horas en marcha; 1:26 parados.
Material = Ninguno.
Dificultad = Moderada (pendientes elevadas).
Track GPS = Circular al Monte Laturce.
Escuela de escalada de Clavijo = en la pared de debajo del castillo. Bibliografía: "Escalada en La Rioja" y "Guía de escalada en Clavijo". Revista Desnivel (link).
Elegimos Clavijo y el cerro que se alza a su lado, el monte Laturce. Situado a 15 kilómetros de Logroño hacia el Sur y elevado a unos 870 msnm, cuenta en la actualidad con menos de 300 habitantes. Uno de sus principales atractivos turísticos fue lo que nos llamó cual canto de sirena: el afamado Castillo de Clavijo.
Pero no sería lo primero que haríamos esa mañana. Antes habríamos de rodear el monte Laturce en una ruta de casi 7 kilómetros y que nos llevó cerca de 3 horas contando paradas.
Iniciamos el camino saliendo del municipio en dirección Norte, primero por la carretera que conduce hasta el pueblo y enseguida por un desvío a mano derecha con suave pendiente.
Pronto encontramos el primer punto que puede generar confusión: una desviación en el camino que seguiremos hacia la derecha, por el sendero más cercano al monte que nos interesa.
Obtenemos ya unas vistas sobre la capital riojana preciosas, con un cielo que auguraba una luz perfecta para las fotos del día.
Poco después del desvío el camino inicia un descenso que, por tramos, resultará bastante empinado, lo que mina las intenciones que teníamos desde hace tiempo de dar la vuelta en bici.
Caminamos en todo momento por pistas anchas y fáciles, que no tienen posibilidad de pérdida.
Al emprender el giro en la dirección de las agujas del reloj, siempre tendremos el monte a nuestra derecha.
No somos los únicos que han decidido pasear por estos lares. En varias ocasiones nos cruzamos con senderistas, ciclistas y otros usuarios que prefieren tener más ventajas.
A medida que vamos completando el rodeo al monte, sus paredes aparecen más escarpadas. Se intuyen varios canales interesantes para llegar a la cima e incluso algunas posibles vías de escalada (por lo menos a través de los ojos de un recién iniciado en la escalada ávido por subir nuevas paredes).
Mientras continuamos nuestro caminar, aparece ya entre la piedra y la vegetación de Peña Aguda uno de los puntos fuertes del día: el Monasterio de San Prudencio.
Hoy en día solo quedan las ruinas de las dos iglesias (de los siglos XII y XVII) y del caserío que las rodeaba.
Aún a la vista del lamentable estado en el que se encuentra nos pareció un lugar ideal para hacer un pequeño alto en el camino y almorzamos el puñado de almendrucos que habíamos cogido minutos antes, junto con las piezas de fruta que traíamos de casa. Pero antes haríamos un recorrido turístico-investigador por el interior de la enorme estructura.
Se intuyen aún perfectamente muchas de las salas que conformaron el complejo y se puede acceder a muchas de ellas por los huecos existentes en los muros, ya sean puertas y ventanas o secciones derruidas.
Sin embargo ninguna parte de la cubierta ha conseguido resistir el envite del paso del tiempo, al igual que una parte importante de los tramos altos de las paredes. La vegetación ha ido acomodándose en todos los huecos que ha encontrado.
Las vistas del entorno desde aquí dan una idea del motivo por el que se eligió este enclave para levantar los sucesivos edificios.
Determinadas salas todavía conservan sus líneas generales casi intactas, en parte por no haber recibido la caída de la cubierta sobre sí mismas, en parte por encontrarse más resguardadas de las inclemencias del tiempo y de la erosión.
Tras el breve parón para recuperar energía, nos pusimos de nuevo en pie para empezar a ganar altura, comenzando por subir a las cotas más altas del monasterio. Desde allí lanzaríamos un último vistazo a la construcción que nos había encandilado y a las tierras sobre las que se alza con las pocas fuerzas que le quedan.
Y nos despediríamos hasta la próxima de la Peña Aguda, para empezar a ascenderla por su vertiente Norte.
A partir de aquí se suceden los tramos de elevadas pendientes para salvar un desnivel de 200 metros en menos de un kilómetro.
El camino, casi siempre ascendente, ha sido acondicionado recientemente, resultando agradable de andar incluso considerando las rampas que hay que afrontar.
Menos de media hora después de haber abandonado el Monasterio de San Prudencio emprendemos el ascenso del último tramo de recorrido, que será precisamente el más duro.
De vuelta al pueblo quisimos acercarnos hasta el castillo para ver sus restos. La caminata nos deja en la parte más meridional del pueblo por lo que tendremos que cruzarlo de Sur a Norte. En el camino nos encontramos con vecinos y demás ocupantes del pueblo.
Recorrimos las ruinas de la edificación, aunque no es mucho lo que podemos encontrar allí. Las batallas acaecidas entre musulmanes y cristianos y el paso de los años fueron deteriorando el estado de los muros.
De lo que sí puede presumir es de ser un atrio impresionante sobre gran parte de la Comunidad Autónoma, incluido Logroño.
Hacia este lado, la cruz de Santiago se mantiene altiva sobre las tierras circundantes, como dando testimonio de haberse impuesto en las batallas libradas en el lugar.
Hacia el otro lado, antes de volver a los coches, poco tenemos que ver. Los restos de la muralla almenada y lo que conforma la cima de muchas de las vías de escalada de la conocida escuela de Clavijo.
Al rato bajamos a Logroño para comer cada uno en nuestra casa y con una buenísima sensación tanto por el ejercicio realizado como por los nuevos parajes visitados.
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Info. Monasterio de San Prudencio = link.
Info. Castillo de Clavijo = link.
RUTA CIRCULAR AL MONTE LATURCE (GPS)
Distancia recorrida = 6,7 kilómetros.
Desnivel acumulado= 325 m.
Tiempo invertido = 2:57 horas en marcha; 1:26 parados.
Material = Ninguno.
Dificultad = Moderada (pendientes elevadas).
Track GPS = Circular al Monte Laturce.
Escuela de escalada de Clavijo = en la pared de debajo del castillo. Bibliografía: "Escalada en La Rioja" y "Guía de escalada en Clavijo". Revista Desnivel (link).
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